La Unión Ibérica fue una unión política que tuvo lugar en el siglo XVII entre los reinos de España y Portugal. Esta unión nació como resultado de una serie de circunstancias que llevaron a la corona portuguesa a quedar unida a la corona española.
La Unión Ibérica se produjo en 1580, luego de que el rey portugués Sebastián I muriera sin dejar heredero directo. Ante la ausencia de un sucesor claro, el rey Felipe II de España reclamó el trono portugués debido a su ascendencia familiar y alegó derechos dinásticos. España y Portugal, que ya habían sido aliados y estaban unidos por vínculos históricos y culturales, comenzaron a compartir un rey común.
Durante la Unión Ibérica, España y Portugal se encontraron bajo un gobierno y una administración compartida. Sin embargo, esto generó una serie de conflictos y tensiones en Portugal, ya que muchos portugueses veían la unión con España como una ocupación extranjera.
La Unión Ibérica duró hasta 1640, cuando Portugal se rebeló y proclamó su independencia de España. Este evento, conocido como la Restauración de la Independencia Portuguesa, puso fin a la unión política entre ambos reinos y devolvió el control del país a la corona portuguesa.
A pesar de la corta duración de la Unión Ibérica, tuvo una serie de consecuencias significativas. Durante este período, se produjo un enriquecimiento de la cultura portuguesa por influencia de España, así como un aumento en el comercio entre ambos reinos.
En resumen, la Unión Ibérica fue una unión política entre España y Portugal que duró desde 1580 hasta 1640. Aunque generó conflictos y tensiones, también tuvo un impacto en la cultura y el comercio de ambos países.
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